Como mayor deseo se quiere que este museo sea fiel y riguroso espejo y reflejo de la vida y tradición de los nuestros y de lo nuestro. Que sirva de recuerdo, en lo malo y en lo bueno, para ejemplo recto. Y sea ayuda para el estudio y la investigación sociológica, antropológica, humana autentica.
Todo, el más simple apero, encierra un entrañable valor sentimental. Y, aún siendo lo de menos, a veces también material, al ser visto y considerado ya, lo poco que de estos útiles van quedando, como antigüedad artesanal. Cuídalo como propio pues fue medio en los tuyos y ahora ejemplo para los tuyos. El museo ha sido posible gracias a la voluntad de su fundador (el abogado y escritor alpujarreño D. José Antonio Jiménez Tovar), al apoyo de su familia, a la generosidad del pueblo alpujarreño y a los paseos, y regateos, por el rastro madrileño.
Al pie del cerrajón de Murtas, frente al Cerrillo del Moro de Ugíjar, justo a la sombra del Peñón de la Cruz de Jorairátar, se encuentra la Casa del Museo, construida en el siglo XVII, conjuntamente con la iglesia, a instancias del Presbítero y, esencialmente, con los medios que proporcionaban los «Diezmos» y «Primicias».
Edificada sobre piedra en sólido ladrillo árabe, con argamasa prensada, duró su difícil construcción mas de una década. Su arquitectura es, por tanto, idéntica a la de la Parroquia, y sus primeros destinos fueron de vivienda de los sacerdotes, razón por la que el terreno sobre el que se ubicó siga llamándose «Bancal de los Curas».
La extraordinaria finca, nada menos que de cinco plantas, era, como las buenas haciendas de la Alpujarra, completísima: con bodega, caballeriza, hornos,almazara, trojes…
En Jorairatar la historia se escribe, desde ahora, acogedora.
Gratuita la entrada. A la cultura, a la tradición, a la nostalgia, no se le puede poner precio. El visitante recibe un presente: el de la vista siempre.
Sus muros guardan unos 7.000 objetos antiguos de todo tipo, desde aperos de labranza y el lagar, conservados en la bodega del edificio, hasta colecciones de viejas cámaras fotográficas, aparatos de radio, tocadiscos, incluso el primer teléfono que se instaló en Ugíjar.
En una de sus salas se ha reconstruido el aula de la Escuela Nacional que a principios de siglo tuvo aquí su sede, con una amplia colección de juguetes de posguerra. Otra sala reproduce una típica habitación arábigo-andaluza con trajes y armas de la época.
En este museo también se conservan periódicos y documentos relacionados con la comarca, además de fotografías y retratos de alpujarreños ilustres.