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La Alpujarra profunda: De Cádiar a Trevélez

4ª Jornada. La Alpujarra profunda.

CÁDIAR – TREVÉLEZ.
DISTANCIA Y TIEMPO ENTRE NÚCLEOS URBANOS.

  1. Cádiar – Lóbras: 5´3 Km 1h 45’
  2. Lóbras – Tímar: 2 ´2Km 40’
  3. Tímar – Juviles: 2 ´1Km 40’
  4. Juviles – Trevélez: 9 Km 3h 30’

(La distancia entre Cádiar y Trevélez es quizás excesivamente larga para realizarla en un solo día).

Cádiar

Cádiar

Pedro Antonio de Alarcón(1), nos describe el pueblo de Cádiar en su viaje por la Alpujarra que hizo en 1.872: «El aspecto de Cádiar es de lo más pintoresco, noble y principal que pueda darse. Más que un pueblo agrícola y ganadero, que no es otra cosa, parece lo que fue hace trescientos años; una residencia de príncipes, una mansión de placeres; un Aranjuez, un Versalles, un Capúa. Encontramos algunas casas tan majestuosas, otras construidas en situación tan a propósito para gozar de los encantos del Valle y de la Sierra (…) que Cádiar siguió siendo el Cádiar de mi fantasía, y todos los personajes históricos que pululaban en mi memoria tuvieron holgado albergue en que alojarse».

Aunque es cierto que todavía existen en Cádiar casas como nos sigue narrando Alarcón «tan cuidadosamente rodeada de huertas y jardines, y tan en contacto con un carmen o huerto, cercado de muros que servían de sostén a lujosas parras», y que varios de sus barrios conservan su arquitectura popular; su barrio más nuevo, el barrio alto, ha perdido toda su tradición alpujarreña.(1)ALARCÓN, Pedro Antonio de.La Alpujarra. De Roger, 1998.

Tomamos el GR-7 en el río de Cádiar, en su trayectoria encontramos el polideportivo del pueblo.

En una calle que baja por detrás al polideportivo se encuentra en funcionamiento el molino de Domingo. A este molino de harina lo alimenta una acequia que transporta el agua del río y la aprovecha mediante un pequeño salto para producir la energía con la que unos ejes mueven la pesada piedra. Y así muele sobre otra piedra fija el grano de los cereales, entre otros el maíz cuya harina se usa para hacer las clásicas migas o gachas, o como pienso para los animales.

Delante del polideportivo van los lugareños a recoger agua de la sabrosa fuente del Prado.

Vamos río abajo hasta que este deja de estar canalizado, y allí por un puente lo cruzamos. A partir de aquí siguiendo el cauce recorremos 2 Km por una pista de tierra rodeada de cultivos, entre los que nos asombran las frambuesas y los kiwis.

Hay cultivos de nueva implantación que han tenido buen resultado en esta zona, como es el de la frambuesa. En Cádiar está ubicada la cooperativa donde almacenan, congelan y exportan frambuesas, fresas y moras. Sin embargo la agricultura en la Alpujarra es regresiva a excepción del rápido crecimiento producido por los invernaderos de la costa, o como se le dicen aquí «los plásticos». En la Alpujarra se siembra pensando principalmente en el consumo familiar, cultivando en pequeñas parcelas y teniendo un mismo agricultor varios bancales a menudo separados entre sí.

A los 15 minutos el camino cruza un pequeño barranco. Enfrente suelen estar a la izquierda unos troncos que, tendidos sobre el curso del río, nos sirven de puente. Si los cruzamos y seguimos ya por su margen izquierdo río abajo durante cinco minutos, para después subir una pequeña cuesta.

Una vez traspasado el barranco de Martín Alonso y una chopera que le sigue, tomamos la pista de la derecha. Por este camino nos vamos alejando del torrente y, tras pasar por una fuente camuflada por la vegetación, llegamos al cortijo de La Venta Mora, el cual, tras llevar los últimos años deshabitado, se encuentra semiderruido. De él sale una vereda que transcurre por las faldas del valle Guadalfeo y va acompañando la acequia del Arenal.

Lobras

Lobras

A los pocos minutos debemos de estar atentos para dejar la vereda que acompaña la acequia, tomamos un desvío que sale a la derecha, y así empezamos a subir ya con menos verdor entre aulagas, pitas y retamas. Si volvemos la cabeza divisaremos el río desde arriba.

Cruzamos un manto de launa, tierra arcillosa que se utiliza como aislante e impermeabilizante en los tejados planos de las casas alpujarreñas, que se distingue fácilmente por su color grisaceo-azulado. Encima, sobre unos peñones, se suelen posar las palomas torcaces y, de debajo de las rocas, sale alguna lagartija que cruza rápidamente la vereda.

Al llegar a la loma de Martín Alonso el paisaje es único: Lobras, Timar y Juviles descansan sobre las faldas del Peñabón.

Cruzamos la loma siguiendo la dirección que llevábamos para descender por la cuesta de Cádiar, primero entre higueras y viñas y luego entre matorrales, hasta llegar a la rambla de Albáyar. La seguiremos cañada abajo durante unos cien metros, para subir a la derecha pasando junto a las ruinas del cortijo Fausto, por la vereda de la cuesta del Tejar que nos lleva hasta Lobras. Salimos justo a la era de los Llanos, donde encontraremos la carretera rodeada de huertas que nos indica la proximidad del pueblo.

En la Alpujarra, sobre el lugar donde se trillan las mieses, se dice una adivinanza: «Redonda como la luna en verano come y en invierno ayuna»

Al recorrer las calles de Lobras nos damos cuenta de que sus nombres definen lo que tiene, la Acequia, la Iglesia, la Era, el Chorro. También esta la calle de las Flores y efectivamente podríamos llamar a Lobras el pueblo de las flores, especialmente por la calle Jardín situada detrás de la plaza de la Iglesia que está toda ella abarrotada de macetas.

Tras cruzar hacia el norte el pueblo, pasada la fuente del lavadero y unas balsas situadas sobre las últimas casas, abandonamos el asfalto para tomar una vereda que sale a la izquierda y que va entre encinas, almendros y fresnos. Por esta seguiremos acompañando sólo en un principio la acequia de Lobras y nos iremos acercando a la aldeilla de Tímar que vemos enfrente. Al llegar a un barranco lo cruzamos y pasamos por otra franja de launa, dejamos un desvío que sale a la izquierda y que lleva al pueblo de Nieles y llegamos así a la era del Albercón. Encima tenemos las ruinas donde quemaban con leña el material de las minas de mercurio y a la derecha el camino que lleva al cementerio y que nos conduce al pueblo.

Puesta de sol en Timar

Puesta de sol en Timar

El pueblo de Tímar, con sus solo 22 habitantes, bien se merece recorrerlo por sus bellas calles que aunque siendo pocas son dignas de admirar, sus arcos árabes y su conservada arquitectura popular. Es famoso por su tradición en telares.

Desde el barrio del Retamar, en lo alto del pueblo, sale el sendero que sube a Juvíles.Sobre este hay un dicho popular que dice:
«Cuando la pava llegó a Tímar entró por el Retamar,salieron a recibirla el cura y el sacristán».Por qué será que a los de Tímar les dicen pavos y a los de Cádiarles dicen pavicos.

Pasamos debajo de un tajo – la piedra amarilla- que esta encima de Tímar. Se ven hileras de pitas plantadas en su tiempo con el fin de retener posibles piedras que cayeran hacia el pueblo.Al respecto otra canción popular nos dice: «La piedra amarilla se está cayendoy un pelotón de gachas la está sosteniendo».

Tomamos una empinada vereda, ya solo vemos del pueblo de Tímar sus tejados planos con cubierta de launa excepto la iglesia que se cubre de teja.

Tras vadear el Salto del Águila nos encontraremos una pequeña senda a la izquierda un poco más abajo de una alberca, aquí tenemos la posibilidad de seguirla y acercarnos al cerro llamado El Fuerte, situado justo encima nuestra.

Perduran las ruinas de su antigua fortaleza y dos aljibes mozárabes. Si esta fortaleza fue en su tiempo un lugar especialmente estratégico, por su difícil acceso, ahora lo es por su amplia panorámica. Se divisan las sierras de Lújar, Gádor, Contraviesa y Sierra Nevada.

Volvemos a nuestra vereda desde donde se ve Juviles a diez minutos, dejamos a la derecha unos desvíos secundarios que van a distintos cortijos, y tras cruzar el barranco de la Umbría ya salimos a una pequeña pista que nos sube al pueblo.

Juviles

Juviles

Juviles fue cabecera de partido de todos los pueblos de su alrededor y tuvo gran importancia en la época árabe. En la actualidad tiene unos doscientos habitantes. Aquí como en otras zonas de la Alpujarra podemos hablar de la denominación de origen de jamones de Trevélez. Al estar por encima de los 1200 metros de altitud su curación se caracteriza por tener unos inviernos fríos y veranos secos.

Enfrente de la iglesia, pero al otro lado de la carretera, hay un cartel de madera que explica la importancia que tuvo la comercialización de seda en la época árabe y la fama que tenía Juviles por su calidad y cantidad.

En este punto, hacia la mitad del pueblo subimos por el Callejón, un camino cementado que pasa por una fuente de agua de manantial y un lavadero y nos lleva, tras ver algún morero y otros frutales, hasta el depósito de agua y una alberca. Aquí termina la pista y empieza la senda. Tomamos la que sale a la derecha. Nos encontramos con una zona de caliza, por lo que vemos la calzada de la vereda empedrada y los muros de los balates con esas hermosas piedras amarillentas.

En principio vamos entre huertas y pasamos varias de las acequias que las riegan. Cruzamos una pista, que termina a la izquierda en unos bancales y seguimos encima de ella por unas encinas aisladas.

Ya dejamos los cultivos y a la derecha un hermoso encinar, cuando se queda la balsa a la izquierda. Cruzamos varias veces una pista siguiendo todo recto en dirección noroeste.

Lo que más nos impresiona de este camino es su paisaje tan abierto y a la vez enmarcado por las montañas; el Cerrajón (1507 metros) que es el pico más alto de la Contraviesa, el Mojón (1836 metros) destaca de la sierra de Lújar y el Morrón (2236 metros) y el Puntal del Sabinar (2124metros) sobresalen de la sierra de Gádor.
Cuando ya arriba empecemos a perder de vista la villa de Juvíles y veamos debajo el embalse que aprovecha su agua para regar las huertas, iremos por la vereda girando levemente hacia la izquierda y así pasamos por las cabeceras de los barrancos de Antón y, a 300 metros más arriba, la del Chorrillo. Tras cruzar este, la senda sigue junto a una encina. A continuación pasamos por el barranco de Fuente Medina. Todos ellos llevan agua bastante más abajo. Tras 500 metros del último encontramos una pista.

Trevélez

Trevélez

Tomamos unos metros a la derecha para continuar por una pista principal a la izquierda bordeando una cerca de alambre, y por ella cruzamos un cortafuegos. Ya en la loma nos metemos entre pinos y encinas, y por una pista nos adentramos en el valle de Trevélez donde sobre sale su pico: el Mulhacén. El cortafuegos que acompaña a la pista se termina justo cuando dejamos un ramal que sube fuertemente a la derecha. Algo más adelante dejamos otro ramal a la derecha y esta pista termina en una explanada (llena de troncos de pinos de entresaca) donde empieza a divisarse Trevélez.

Bajamos por una vereda entre chaparros. Tras pasar el barranco del Castaño y un arroyo de agua que nace en el barranco de las Rocas, tomaremos la senda de la derecha. Así no bajaremos al cortijo de los Castaños sino que pasaremos por encima de la era situada más arriba del cortijo. Entonces sobre unos hermosos castaños, sin perder altura nos dirigimos a un leve collado que forma la loma en la parte más baja de los pinos que tenemos enfrente.

Una vez en los pinos, siguiendo nuestra dirección dejamos un desvío que sube a la derecha y cuando hemos atravesado el pinar encontramos enfrente el pueblo de Trevélez. Traspasar la acequia de Cástaras, ya por huertas y frutales (sobre todo nogales) llegamos aTrevélez después de cruzar por la carretera su espectacular río truchero.
¡Qué bonito es ver y así llegar andando a los pueblos!. Trevélez desde arriba tiene una visión espectacular. Sabemos seguro que un plato de jamón serrano nos espera.

A la inversa

De Trevélez a Juvíles el sendero sale de la carretera que va a Juvíles siguiéndola unos cuantos metros después de cruzar el río Trevélez. Al subir por la vereda tras cruzar una hermosa acequia hay que tomar el desvío a la derecha. Al adentrarse en los pinos tomamos la bifurcación de la derecha y al salir del pinar tenemos que ir a la izquierda de unos grandes castaños que vemos enfrente que están encima de una era situada más arriba de un cortijo. Esta vereda lleva a una pista que se sigue y cruza un cortafuegos. Tras bordear una cerca de alambre se deja la pista para descender por una vereda que baja a Juvíles. Sí se tendrá que prestar atención al llegar al primer barranco, el de Fuente Mecina que tiene debajo un nacimiento, que tras cruzarlo se toma el sendero de la derecha.

De Juvíles a Tímar, junto a la carretera que conduce a Bérchules se sale del pueblo por el secadero de jamones, se coge la calle de las escuelas y a su izquierda sale una pista que se convierte en senda después de cruzar un barranquillo.

De Tímar a Lobras sale el GR-7 por unas eras situadas debajo del cementerio de Tímar.

De Lobras a Cádiar bajamos por la carretera que desde Lobras lleva al río Guadalfeo y se une con la carretera A-348. A la salida del pueblo toma una vereda a la izquierda que sale junto a una era. Al llegar a una rambla subimos por ella y pegada a la derecha tenemos que descubrir un camino que sale entre matorrales. Sube hasta una loma, la cruza y la baja por la vertiente del río Guadalfeo para llegar a Cádiar río arriba.


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