En el romanticismo numerosos viajeros visitaron Sierra Nevada. Uno de ellos, el escritor inglés Willian George Clarke a su paso por el pueblo alpujarreño de Mairena en 1.849 nos narra en su libro “Gazpacho o los meses estivales en España”: “Mis lectores deben perdonar mis continuas referencias al tema del avituallamiento, pero es que, verdaderamente, el cabalgar por estas montañas abre un apetito desconocido para las personas que están ocupadas en los trabajos normales mas sedentarios de la vida”.
Los jamones de Trevélez, ya con denominación de origen, tienen fama de tiempos inmemorables. Su altitud, siempre curados a mas de 1.200 mts, les da el aire fresco que necesita. Para comprar jamones puede visitar la Web www.interjamon.com donde le llevan su jamón a su casa 48 horas.
Tanto en el valle de Laujar como en la Contraviesa proliferan bodegas en cada cortijo. El vino rosado es el mas tradicional. También el vino blanco procedente de la uva Vigiriega se está convirtiendo en todo un clásico. En Barranco Oscuro no hay que perderse su tinto ecológico ni su cava.
Los quesos tanto en el Marquesado como en las Alpujarras (Los Cortijuelos), son de rica leche de cabra. Y los dulces, muy morunos, con mucha almendra (soplillos, buñuelos de viento, pan de higo), la mayoría hechos al igual que el pan en hornos de leña.
En lo referente a la comida prolifera el cerdo y sus derivados (chacinas, lomos y costillas en orza), los guisos (olla gitana, cocido de coles o de hinojos) y los platos de harina (migas y gachas).
La cocina alpujarreña se basa en la variedad y riqueza de los productos de la tierra, como frutas y hortalizas, cereales, choto, almendras, maíz, ajo, hinojo, miel, judía verde.
Se trata de una cocina sencilla, natural y sabrosa, con una gran variedad de platos autóctonos de calidad que hacen de la gastronomía alpujarreña un atractivo en sí para los que se acercan a la comarca en general.
Los platos típicos de los pueblos son la olla de hinojos, las gachas de “ajo quemao” y las gachas de caldo colorao, el guisaillo matancero, el potaje de castañas, los buñuelos… y gran variedad de exquisitos dulces de origen morisco. Junto a estos platos autóctonos el cerdo es un producto emblemático, la popularidad del rito de la matanza en la Alpujarra muestra su importancia en la producción de los jamones y embutidos de la tierra.
Para los más golosos la herencia musulmana se hace presente en la repostería alpujarreña, que cuenta con una amplia variedad donde elegir: tortas, soplillos de almendra, pan de higo, roscos, los merengues o los deliciosos Rosquillos de Vino.
A todos estos deliciosos platos se les suele sacar más sabor acompañándolos con los excelentes y recios vinos producidos principalmente en La Contraviesa.