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Cerca de las cumbres: De Trevélez a Busquístar

5ª Jornada: Por el bosque de Robles

TREVELEZ – BUSQUISTAR.
DISTANCIA Y TIEMPO: 11,5 Km 4 h.

Trevélez

Trevélez

En Trevélez subiremos un fuerte desnivel callejeando por sus barrios: Desde los 1.450 m, desde donde sale el sendero hacia Juviles en el barrio bajo, a los 1.590 m, desde donde sale el sendero para Busquístar en el barrio alto. Entre el barrio hondero y el barrio altero está el barrio medio que al igual que los otros está cargado de fuentes, lavaderos y tinaos.

Al llegar al barrio alto nos encontramos con el bello rincón del lavadero. Detrás de él nace una de las veredas que suben al Mulhacén. Nosotros seguimos más hacia la izquierda y así salir por la calle Charquillo. Al principio la vereda que tomamos cruza el río Chico para seguir por Laja Albar. Desde aquí vemos bien la ubicación del pueblo de Trevélez, situado a lo largo de la loma que forman sus dos ríos, ríos Chico y Grande de Trevélez. En seguida dejamos un desvío que sale a la derecha, que sube al Chorrillo que es la loma que tiene encima el nacimiento del río Chico.

La vereda sin dejar de perder la panorámica de todo el valle y de Trevélez, cruza una primera pista llegando seguidamente a otra pista de tierra más ancha por la que seguiremos unos 600 m. Dejamos la pista para tomar una vereda que sale a la izquierda para llegar, ya perdiendo la vista del pueblo, al Cortijo de la Loma. Desde aquí continuamos loma abajo y encima de una era abandonada torcemos a la derecha. Ya entre pinos cruzamos un pequeño arroyo, el barranco Navarro, el cual desliza sus aguas abriéndose camino sobre la pizarra. Al pasarlo tomamos la vereda de la izquierda y pocos metros más adelante la de la derecha.

Al salir del pinar cruzamos por un encinar abierto y poco poblado y tomamos una vereda que baja a la izquierda en sentido contrario al que veníamos. Si siguiéramos adelante llegaríamos al cortijo Trance que tiene un corral donde guardan las vacas. Descendemos zigzagueando o «dando revueltas» como vulgarmente se le dice aquí, hasta llegar al cortijo de los Corrales. Nos encontramos a la izquierda una vereda principal que sube del paraje Lacalahorra, una linda cortijada habitada con su fuente arriba y la era en la parte baja.

Para llegar al cortijo de los Corrales tenemos que pasar una cancela de alambre. El sendero va por encima de este cortijo, junto a un cerezo. El cortijo se encuentra recientemente semiderruido tras rajarse al haberse producido unos movimientos de tierra. Pasamos por su era y seguimos recto por una pradera para salir primero a una cerca que abriendo su puerta junto a una encina llegamos más adelante a otra más antigua.

Vistas desde Busquístar

Vistas desde Busquístar

Así nos adentramos para cruzarlo, en el frondoso barranco de la Bina. Su cara este, ligeramente orientada hacia el norte, es salvaje; los helechos y las rascaviejas sobresalen en este sotobosque que se forma en su robledal. En la primera parte, la zona más baja, conviven los robles con los pinos. En medio pasamos una acequia que ya no se utiliza para transportar el agua porque se ha sustituido por un tubo por donde va su conducción.

Desde que cruzamos el río hemos subido un fuerte desnivel durante 300 m de recorrido. Así tras unos 30’ llegamos a una carretera de tierra. Por ella cruzamos un barranco y la seguimos algo más de cinco minutos. Luego continuamos por una vereda que va debajo de la pista y paralela a ella, hasta llegar al cortijo del Viso. Pasamos junto a su corral adosado bajo un castaño y por una era que ocupa toda su entrada. Si nos acercamos a las rocas que tiene delante veremos que este lugar es un buen «viso» del barranco de Trevélez.

Siguiendo en la misma dirección vamos entre pinos y encinas, y tras cruzar por un barranquillo continuamos andando por el borde de un pinar. Al adentrarnos en un helechal cruzamos un barranco con numerosos diques. Al poco tiempo dejan los pinos de hacernos compañía a la izquierda. En medio de la loma nos encontramos con un desarbolado y con un camino que se cruza con el nuestro. Nosotros seguimos recto entrando en un robledal con un sotobosque más hermoso que el anterior, si cabe: las jaras, rompesayos, las genistas ofrecen un salpicado de colores a ambos lados de la vereda. Por el bosque cruzamos tres pequeños barrancos, uno con olor a orégano, otro a retama y gayumbas y el otro a jaras.

Encontramos en el suelo unas piedras rojizas oscuras, casi negras, cargadas de hierro, que nos avisan que a la derecha están los restos de las minas de Mª Cristina. Al pasar junto a ellas dejamos la vereda que sigue recta a Pórtugos y torcemos a la izquierda. Bajando, en seguida encontramos una pista por la que descenderemos (230 m de desnivel en 700 m de recorrido), hasta que en una curva pronunciada tomamos a la derecha una vereda, dejando esta pista que metros más abajo llega a la carretera. Antes más arriba, pasamos por otra curva de parecidas características, pero de ella no sale claramente una vereda.

La senda se va introduciendo a la derecha para cruzar los dos barranquillos del tesoro. Tras ellos atravesamos la frondosa loma de los Cotos, y más adelante la ancha acequia deBusquístar. A partir de aquí bajamos bruscamente hacia el pueblo.


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